DON
CANGREJO Y CANGREJÍN.
Fabula recolectada
por laura hernandez
Érase una vez dos cangrejos que
vivían en la orillita del mar. Uno de los cangrejos era ya mayor, Don Cangrejo,
y el peso de sus años solo podía compararse a la grandeza de su cuerpo. El otro
en cambio, Cangrejín, era joven, debilucho y pequeño, pero también muy bello.
Apesar de sus edades, los dos cangrejos gustaban de salir a pasear por la
orilla del mar, sabedores de que muchos otros animalitos marinos se asomaban
solo para poder contemplarlos. De manera que allí estaban las medusas, los
peces, las estrellas de mar, los delfines…todos pendientes del desfile casi
diario que realizaban estos pequeños animales.
Pero la actitud a la hora del paseo
era muy distinta en el cangrejo viejo que en el cangrejo joven. Estaba tan orgulloso
este cangrejo de sus años, de su robustez y de su apariencia, que caminaba
siempre con aires de grandeza, sintiéndose más, incluso, que su propio amigo y
acompañante. Tan arrogante podía llegar a ser su actitud, que un día, ni corto
ni perezoso, decidió reprocharle a su amigo los andares que llevaba por la
playa, como si anduviera cojeando y de costado.
- ¡Por qué no aprendes a andar como
debe ser, cangrejo tonto! - le decía el cangrejo mayor
- ¡Vamos a hacer el ridículo por tu
culpa!
Qué tristeza sintió el cangrejo más
joven al escuchar aquellas palabras. También se compadeció de su amigo, que en
su afán de creerse mejor que ningún otro animal marino, ni siquiera era capaz
de darse cuenta de que todos los de su especie andan de lado y con las patitas
curvadas, para protegerse así de cualquier posible enemigo corriendo más veloces.
Tan pendiente estaba el cangrejo viejo de sacar defectos a los demás, que no conseguía
ver que él tampoco era perfecto.