EL AMOR Y LA LOCURA
CUENTOS PARA REFLEXIONAR
MARIO BENEDETTI
¿Te
preguntaste alguna vez por qué decimos “amar con locura”?
En
este hermoso cuento, Mario Benedetti nos relata la historia de cuando los
sentimientos y cualidades de los seres humanos se reunieron para jugar al
escondite. Con su inmensa fantasía y claridad, en este cuento, el escritor
uruguayo nos invita a conocernos, a identificar nuestras emociones y nos cuenta
la historia de la relación entre amor y la locura.
“Cuentan
que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y
cualidades de los seres humanos.
Cuando
el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan
loca, les propuso: – ¡Vamos a jugar al escondite! –.
La
Intriga levantó la ceja y la Curiosidad, sin poder contenerse, le preguntó: –
¿Al escondite? Y, ¿cómo es eso?–.
–
Es un juego– explicó la Locura– en el que yo me tapo la cara y comienzo a
contar desde uno hasta un millón, y, cuando yo haya terminado de contar, el
primero de ustedes al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el
juego– .
El
Entusiasmo bailó secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que
terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le
interesaba hacer nada. Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no
esconderse: ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que
era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no
hubiese sido suya). La Cobardía prefirió no arriesgarse.
–
Uno, dos tres…–, comenzó a contar la Locura.
La
primera en esconderse fue la Pereza. Como siempre tan perezosa se dejó caer
tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo, y la Envidia se
escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado
subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse,
cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si
un lago cristalino para la Belleza, que si una hendida en un árbol, perfecto
para la Timidez, que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la
Voluptuosidad, que si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad…y así
terminó por acurrucarse en un rayito de sol.
El
Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado,
cómodo, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos
(mentira, se escondió detrás del arco iris).
La
Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido, se me olvidó
dónde se escondió, pero eso no es lo más importante.
La
Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve y
el Amor no había aún encontrado sitio para esconderse. Un millón contó la
Locura y comenzó a buscar.
La
primera a la que encontró fue la Pereza, a sólo tres pasos detrás de unas
piedras. Después se escuchó la Fe discutiendo con Dios sobre Teología y a la
Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a
la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo
ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado
ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed, y al
acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues
la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.
Así
fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en
una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira, en el fondo del
mar). Encontró hasta el Olvido, que ya se había olvidado que estaba jugando a
las escondidas.
Sólo el Amor no aparecía por ningún
sitio. La
Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima
de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó:
–El Amor, siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas.– Y
tomando una horquilla comenzó a mover las ramas, cuando de pronto se escuchó un
doloroso grito: las espinas habían herido los ojos del Amor, y la Locura no
sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió
ser su lazarillo.
Desde
entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor
es ciego y la Locura siempre lo acompaña.“
FIN